En hidrocarburos, ya en transición, se ha prometido una refinería, 4,000 mdd anuales adicionales a exploración y producción, 600,000 barriles diarios adicionales en producción de crudo en tan sólo dos años, precios constantes de gasolinas en términos reales, autosuficiencia energética y revisión de contratos. Tanto dinamismo da la idea de que todo está cubierto. Pero, en realidad, hay un gran faltante: una estrategia de gas natural. El abasto de gas natural es un tema más crítico que las gasolinas. Las gasolinas son fáciles de conseguir en los mercados globales que son muy dinámicos. El gas sólo podría venir de los ductos entre México y EU o de otros mercados vía gas natural licuado. Nuestra capacidad de importación a partir de este último es bastante limitada. Desde la perspectiva global, hace poco sentido que México renuncie a intentar insertarse en este mercado como productor. Por ser más limpio y perfectamente compatible con un futuro eléctrico, el gas es el hidrocarburo cuya demanda presenta mayor crecimiento.
El Economista Pág. 023. Columna Pablo Zárate
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