Más allá de Cantarell (¿Un impuesto subsidiado?)

El 2015 fue un año récord para el impuesto especial para las gasolinas y el diésel (IEPS). No fue resultado de una estrategia deliberada, sino de la ejecución de una política existente de cara a la dramática caída de los precios del crudo. El 2016 y e12017 también registraron niveles de IEPS escandalosos y, contrario a lo anticipado, no exentos de cambios en la política de precios. Como resultado de un abrupto ajuste al alza, el famoso gasolinazo, el precio de la gasolina se convirtió en un tema políticamente tóxico. Los mexicanos esperábamos precios más bajos como resultado de la reforma energética. Se cristalizó la percepción de una promesa incumplida. Y la idea del IEPS como amortiguador regresó. El impuesto sigue fijo. Pero ahora incorpora un elemento variable, un subsidio sobre el impuesto, que puede absorber cualquier cambio abrupto.

Fuente: El Economista Pág. 031. Columna Pablo Zárate

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