Robo de gasolina, asunto de seguridad nacional

Apenas salen los primeros rayos del sol y las filas ya son largas. En ese mercado, los clientes —en su mayoría transportistas— no buscan verduras, carne o frutas, buscan cómo aminorar su gastos. Su salida: adquirir gasolina barata, que pese a los riesgos que corren —de ser detenidos o atentar contra la vida útil de sus unidades— les ayuda a que les rindan más sus ingresos. Los vendedores, entre los que se puede encontrar a familias enteras, incluyendo niños, apilan sus garrafas llenas de combustible que venden a menos de la mitad de lo que cuesta en las gasolinerías cercanas. Saben que su producto es oro, ante el incremento de las gasolinas.

Fuente: Siempre!  Pág. 015-018. Reportaje de Emma Islas

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