Ni la guerra de precios del petróleo, ni la pandemia mundial del coronavirus, ni la inexorable recesión en México harán cambiar el rumbo económico y energético que escogió AMLO. Todos los días lo repite. Está convencido de que la política de «soberanía energética, el «fortalecimiento» de Pemex, más el aumento en la capacidad de refinación de petróleo, con la rehabilitación de las refinerías existentes y la construcción de la refinería de Dos Bocas son el camino a seguir. Prefiere desacreditar a su propio equipo financiero.
El Economista Pág. 019. Columna Marco A. Mares